La indecisión

En el mejor espíritu de dejar para mañana lo que no quiero hacer hoy, salí a dar una vuelta por la ciudad con el Cuchulú. La idea era aprovechar que había dejado de llover y que el día estaba bien bonito y de paso almorzar en algún sitio. El problema fue que no nos pusimos de acuerdo antes de salir sobre qué queríamos comer o en dónde, supusimos que íbamos a encontrar algo en Downtown que nos gustara a ambos. La lección: no se hará nunca otra vez. En lugar de disfrutar el día, terminamos de mal genio porque no logramos ponernos de acuerdo sobre dónde comer. Y bueno, acepto que la más problemática soy yo: muy rara vez tengo antojo de comer carne y prefiero no comer cosas fritas, ah! y tampoco soy fanática de la comida rápida. Por otra parte al Cuchulú le parece que sin carne la comida no es comida, y entre más grasoso sea mejor... ah y la condición más importante es que tiene que ser en cantidades descomunales. Al final terminamos en mi restaurante preferido (alguno tenía que ceder y también fue todo un proceso de negociación), que es vegetariano, poca grasa, pero por lo menos sí son cantidades descomunales.