What's in a name?
Cuando era chiquita, digamos esa época entre los 5 y los 17 yo me quería llamar Camila o Carolina, como la mayoría de las niñas de mi generación, eso de tener un nombre que nadie sabe con qué se come ni cómo se dice, no me parecía simpático. Luego me acostumbré y me parecía hasta divertido ser prácticamente única. Pero ahora, de nuevo dejó de ser simpático. Si bien soy prácticamente única aquí, afuera no... (ya había contado de mi homónimo planner inglés) aparentemente tengo un (os) homónimo (s) terrorista (s). Digamos que ya sabía eso desde la vez que casi no me dejan subir a un avión para Washington porque estaba en el no-fly list y esta vez cuando fui a renovar la visa gringa... de nuevo la cara de ojos abiertos y boca fruncida de la cónsul, que luego se para, da vueltas, imprime papeles y luego dice... mmm yo te iba a aprobar la visa, pero es que tu nombre.... en fin, tengo que esperar a que me llamen de la embajada para decirme que no hay problema, que soy una niña buena y esperemos también me den la visa. Así que por primera vez en mi vida (desde que tengo uso de razón) soy parte de los que no tienen visa. Espero no tenga mayores implicaciones... pero ya veremos cuando vaya en un par de semanas a pedir la visa para El Salvador (viaje de trabajo). Maravilloso tercer mundo!
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