Este post lo escribo por sugerencia de Mario...
Tengo que comenzar por decir que no se
nada de arte: no sé qué es una buena composición musical, o cómo se agarra bien un pincel y ya se me olvidó cómo deben rimar las palabras en un poema. He paseado por algunos museos y mirado muchas pinturas, he leído uno que otro libro de poesía, tengo unas cuantas piezas de música clásica, y de alguna u otra forma he estado en contacto con las demás artes.
No me gusta la crítica del arte, y no me parece importante (lo que no quiere decir que no lo sea... para otros). Para mí arte en cualquiera de sus formas es algo que te despierta un no se qué no se dónde... tiene que ver con las emociones... son instantes en los que te dan ganas de llorar o te ponen una sonrisa de idiota en la cara, a veces es porque puedes relacionar eso que estás viendo/leyendo/escuchando/o lo que sea con algo en tu vida y a veces no... es algo muy personal.
Habiendo explicado eso... acá están algunas
obras de arte que para mí son especiales... podría decir que mis preferidas en su género.
Esta me la encontré en Munich en la Neue Pinakothek, se llama
Weaver next to open window y fue pintada por Vincent van Gogh en julio de 1884. Cuando la ví como medio escondida en una esquina me quedé ahí parada... por un muy largo rato con una sensación que no sé qué fue... estaba como maravillada.
Esta nunca la he visto en original... y últimamente se ha puesto muy de moda porque hay cuanto poster con ella... eso hace que ya no me parezca tan especial... pero no quiere decir que no me siga produciendo la misma sensación de felicidad cuando la veo... porque me recuerda la sensación que me producen las noches de verano... que son algo muy muy especial para mí, porque no son parte de mi vida normal... en Colombia no hay noches de verano, me traen recuerdos de sitios y gente durante vacaciones o períodos en los que he vivido en sitios donde sí hay noches de verano. Se llama
Arles de noche, Terraza en la Place du Forum y fue pintada por Vincent van Gogh en 1888. Tengo un poster de esta en mi cuarto.
En términos de música clásica, me gusta la que se produjo en el período Barroco, donde Bach, Händel y Vivaldi fueron algunos de los más famosos exponentes. En general trato de tener las obras completas, pero siempre hay algún pedacito (esos que ponen en los CDs de los highlights) que llama más la atención.
Me gusta mucho la opera de Salomón de Händel... y en esa hay un area en especial:
La llegada de la reina de Saba, que me ponbe feliz. En la ópera Rinaldo, del mismo compositor, está
Cara Sposa, que me hace sentir triste. De Vivaldi, el
Otoño en las Cuatro estaciones me dá escalofríos, y el
Stabat Mater, esa sí completa, me hace llorar.
Ya no del barroco, el
Humoresque de Dvorjak también me impacta muchísimo.
Y bueno... de música clásica hay muchísimas más... pero pues sería muy largo hacer la lista y determinar porqué es que me gustan tanto...
De música más contemporánea... Emma Shapplin me transporta no sé a dónde. Y Carlos Vives me lleva a casa. Y ayer, después de ver la película
Closer la canción
The Blower's Daughter me dejó muy impresionada... tanto que puse a tocar el video como cinco veces después. En fin... yo creo que sí no me voy a poner a hacer top 5, 10 o 20 de mis canciones preferidas, por lo menos no ahora.
Bueno... y voy a terminar el post con poesía. Mi libro de poemas preferido es
Crepusculario de Pablo Neruda. Y mi poema preferido es
Los Heraldos Negros (1918) de César Vallejo (Perú, 1892-Paris, 1938), ya se imaginarán, qué me produce:
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.
Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.
Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!